Cirugía de las muelas del juicio
El tercer molar o “muela del juicio” es la última muela definitiva que aparece en boca, normalmente, entre los 17 y 22 años de edad.
Se trata de un vestigio filogenético, es decir, una pieza dentaria “extra” que cumplía su función en la especie humana hace siglos pero que, actualmente, tiende a desaparecer.
En la antigüedad, los huesos maxilares del ser humano estaban más desarrollados y había espacio para ese tercer grupo de molares, pero de forma progresiva, se ha ido produciendo una reducción en el tamaño de los mismos que hace que la muela del juicio no tenga espacio suficiente para colocarse de forma correcta en la arcada dentaria.
¿Qué problemas pueden ocasionar las muelas del juicio a lo largo de la vida?
Cuando estos molares no tienen el suficiente espacio para acomodarse correctamente, se pueden generar problemas periodontales y alteraciones masticatorias con repercusiones en la ATM y en los músculos masticatorios.
También puede suceder que se quedan dentro del hueso, sin llegar a aparecer. Normalmente, ahí no suelen dar problemas, pero conviene vigilarlas cada 1-2 años porque podrían llegar a producir quistes dentro del hueso que obliguen su extracción.
En ocasiones puede suceder que la muela no llega a salir del todo, pero emerge de la encía parcialmente, creando un espacio amplio dentro de la encía, en el cual las bacterias se albergan en gran cantidad y generan episodios de dolor e inflamación conocidos como pericoronaritis. En estos casos, es conveniente extraer la pieza.
Si la inflamación de la parte blanda que rodea a la muela es mayor, pueden aparecer verdaderos flemones o abscesos que requieran un tratamiento hospitalario.
A veces, la posición del tercer molar puede propiciar la aparición de caries en el molar que está por delante. Estas caries suelen ser agresivas que, si no se detectan a tiempo, pueden resultar en la extracción de esa pieza.
¿Cómo saber si tenemos “muelas del juicio” y si conviene o no quitarlas?
En Ammonite Centro Oral, Dental y Maxilofacial puedes consultar con nuestro cirujano maxilofacial, el Dr. Jorge Giner Díaz, quien realiza un examen clínico y radiográfico para valorar la presencia y posición de los terceros molares. Él te orientará sobre este proceso y te dirá si sí es necesario realizar la extracción y, en caso de requerirla, sabrá hacerlo de la forma más segura.
El Dr. Giner Díaz aconseja extraer los terceros molares o muelas del juicio siempre que den problemas o vayan a darlos en algún momento. A veces, se decide su exodoncia en edades tempranas, cuando la muela está todavía formándose, cuando se ve claramente que no a haber espacio para albergarla. La cirugía, en estos casos, es mucho más sencilla y el postoperatorio más favorable.
¿Tiene la extracción de las muelas del juicio algún tipo de riesgos?
Como cualquier cirugía que se realice en el cuerpo humano, no está libre de posibles complicaciones. Entre las complicaciones o riesgos que pueden aparecer con la extracción de los terceros molares, están:
- Inflamación postoperatoria
- Lesión del nervio dentario inferior
- Pérdida de sensibilidad en parte del labio inferior
- Afectación del seno maxilar
La mejor forma de evitar este tipo de riesgos es acudir con un dentista experto y cualificado. En manos del Dr. Jorge Giner Díaz podrás estar tranquilo y seguro.
Cirugía pre-protésica
Cuando, a lo largo de la vida, se van perdiendo las piezas dentarias, el hueso donde estas se alojan, se va perdiendo progresivamente sin interrupción, salvo que se coloquen implantes dentales, que actúan estimulando el hueso de forma similar a como lo hacen los dientes naturales. Sin embrago, puede suceder que el hueso que hay no es suficiente para soportar la carga de un implante.
En Ammonite Centro Oral, Dental y Maxilofacial somos especialistas en manejar casos de atrofias extremas. Muchos pacientes, previamente valorados en otras clínicas, acuden a nosotros porque se les ha dicho que “es imposible colocar implantes dentales”. En nuestra experiencia, con la excepción de alguna contraindicación médica muy concreta y rara, prácticamente siempre se pueden colocar implantes dentales.
Todos los procedimientos que realizamos en Ammonite Centro Oral, Dental y Maxilofacial son protocolizados, con aval científico y realizados por un cirujano maxilofacial experto, el Dr. Jorge Giner Díaz. Casi todos ellos pueden realizarse en el mismo sillón dental sin necesidad de hospitalización. A veces, para confort del paciente, podemos emplear la sedación intravenosa en la misma clínica o, en casos seleccionados, intervenir en quirófano Hospital Sanitas-La Zarzuela.
Procedimientos más habituales de cirugía pre protésica
Regeneración ósea guiada
A veces, la anatomía del hueso maxilar que nos queda nos permite regenerar las zonas en las que se ha perdido el hueso con un biomaterial externo (componentes naturales del hueso de origen animal o sintético tratados en laboratorio).
Ese material, que normalmente tiene forma de gránulos, va a servir como un sitio apto para que las células del propio paciente vayan fabricando el hueso que, posteriormente, va a ocupar ese espacio.
Casi siempre es necesaria la colocación de una membrana reabsorbible para “obligar” al organismo a formar específicamente hueso y no cualquier otro tejido.
En este campo se han venido realizando grandes avances, fundamentalmente en células madre y proteínas morfo-genéticas.
Elevación de seno maxilar o injerto óseo subantral
El seno maxilar es una cavidad llena de aire en el interior del hueso, situada justo arriba de la parte posterior del maxilar, donde tenemos las muelas. Cuando las muelas se pierden, como hemos dicho, el hueso irá desapareciendo progresivamente y, en esa zona, el seno maxilar puede ir aumentando su tamaño. El resultado es que donde tenemos que colocar los implantes no hay suficiente hueso.
La técnica de elevación de seno maxilar nos permite colocar hueso o biomaterial en el interior del seno maxilar para aumentar la altura del hueso donde van a ir los implantes. Se puede hacer desde el propio orificio de fresado de los implantes o bien abriendo una ventanita en el propio hueso. En ambas técnicas se introduce el material en el seno respetando la membrana que lo recubre por dentro.
Es una intervención es muy sencilla e indolora, con un postoperatorio fácil de manejar. Los implantes pueden colocarse de forma inmediata o luego de transcurrido el tiempo de cicatrización, según las condiciones de cada caso.
Injertos óseos
El injerto óseo consiste en una cirugía para colocar hueso dentro de una zona con poca cantidad de hueso o hueso en mal estado.
Se puede optar por tomar hueso del propio paciente, de una zona donante (mandíbula, mentón), que no deje secuelas ni estéticas ni funcionales.
Sólo en casos muy severos y excepcionales, se acude a zonas donantes de fuera de la boca (cresta ilíaca, caleta craneal), con el fin de obtener una cuantía mucho mayor de hueso de forma segura. La toma del injerto se realiza con bisturí ultrasónico o piezoeléctrico. En Clínica Ammonite no usamos fresas ni sierras.
El injerto recogido se coloca en la zona carente de hueso y se fija con micro tornillos de titanio o reabsorbibles. En unos meses, el hueso estará plenamente fijado, listo para recibir los implantes.
Cirugía ultrasónica: fijación reabsorbible
Es un procedimiento sin ruido y mucho más cómodo para el paciente ya que el corte es muy preciso. Se hace bajo anestesia local, lo que hace que sea completamente indoloro. Además, el postoperatorio es sustancialmente mejor, con menos inflamación.
El injerto se fija en la zona receptora (donde falta el hueso) con micro tornillos de titanio o tornillos reabsorbibles.
Los tornillos de titanio funcionan muy bien, pero tienen un pequeño inconveniente y es que, una vez han cumplido su función y el injerto de hueso ha “prendido”, permanecen en el cuerpo si no son retirados a propósito.
También se pueden utilizar tornillos reabsorbibles de última generación. Están fabricados de un material que permite que el propio organismo los vaya degradando, sin necesidad de retirarlos.
Trastornos de la ATM
Los trastornos de la articulación temporomandibular (ATM) representan un problema muy frecuente en la consulta odontológica.
Estos trastornos suelen ser muy complejos de tratar, ya que tienen múltiples formas de manifestarse, entre las cuales encontramos:
La articulación se encuentra justo por delante del conducto auditivo. Muy frecuentemente el dolor se presenta o se irradia a otras zonas próximas como la sien, el cuello o la cara a nivel de la mandíbula o pómulos.
Pueden aparecer al abrir y cerrar la boca. Generalmente se presentan en forma de chasquidos o crujidos, a veces como “pisar nieve”.
Como consecuencia del propio dolor o porque existe un obstáculo dentro de la articulación que impide su correcta función.
Estos y otros síntomas pueden estar producidos por diferentes alteraciones en la propia ATM o en la musculatura masticatoria, como, por ejemplo, inflamación de la articulación, interposición del menisco articular en el movimiento, sobrecarga de los músculos que mueven la mandíbula, etc.
Entre las causas más comunes podemos encontrar:
- Bruxismo: excesivo apretamiento de los dientes
- Ausencia de dientes sin reemplazo
- Desajuste o desgaste excesivo de prótesis dentales
- Traumatismos faciales
- Apiñamiento y mal posiciones dentarias
- Deformidades mandibulares
La evolución también es muy variable. Muchos pacientes acuden por presentar dolor intenso tras realizar un esfuerzo con la mandíbula (masticar un alimento duro, bostezar o estar mucho tiempo con la boca abierta en el dentista) o de aparición espontánea que persiste durante días.
En casi todos los casos, el dolor se presenta de forma progresiva, con una duración mayor en el tiempo y con períodos de mejoría y recaída a lo largo de los meses.
El tratamiento de los trastornos de la ATM se realiza en función de las posibles causas y de la intensidad de los síntomas:
Antiinflamatorios no esteroideos, relajantes musculares, condroprotectores o analgésicos, para aliviar o disminuir el dolor.
Dispositivo intraoral fabricado a la medida de los dientes cuyo objetivo es lograr que la mandíbula se deslice libremente y no haya un contacto directo de los dientes superiores e inferiores. Su uso, casi siempre, es nocturno.
Existen diferentes técnicas, algunas como la infiltración o el lavado articular mediante artrocentesis, muy útil en bloqueos agudos, pueden realizarse bajo anestesia local.
En otros casos, puede estar indicado visualizar in situ lo que ocurre dentro de la articulación mediante artroscopia. Se realiza bajo anestesia general y permite emplear diferentes procedimientos para reposicionar el menisco articular, liberar adherencias que limitan el movimiento, etc.
Como reposiciones completas del menisco y prótesis de la ATM. Esto se hace solo en los casos más graves y rebeldes a otros tratamientos.
Traumatología facial
Las fracturas de los huesos de la cara requieren mucha precisión a la hora de recolocar los fragmentos para no ocasionar secuelas, ni estéticas ni funcionales.
Cuando una fractura ha curado en mala posición, intentar recuperar el aspecto inicial obliga a realizar nuevas intervenciones que deben ser cuidadosamente planificadas. Todas estas intervenciones se realizan a través de incisiones escondidas, para no dejar cicatrices a la vista.
Las fracturas faciales requieren normalmente la recolocación de los fragmentos de hueso en su sitio y su fijación mediante mini placas y/o tornillos de titanio. Es lo que se denomina osteosíntesis.
Fractura nasal
Requieren su recolocación lo más rápido posible, pues se aprovecha la fase de “entumecimiento” y, con poca anestesia, el proceso resulta más fácil e indoloro.
Cuando no se realiza en las primeras horas después del traumatismo, los tejidos comienzan a hincharse y hacer una recolocación correcta, resulta más complicado.
Esta intervención suele diferirse hasta que haya disminuido la inflamación. En ocasiones, se deja colocado un tapón nasal que, si bien resulta algo incómodo, contribuye a mantener la posición exacta de la nariz recolocada y suele retirarse en unas 48 horas.
Fractura de órbita
La órbita craneal es la cavidad ósea que contiene al globo ocular. Algunas de sus paredes son muy delgadas, por lo que se rompen con cierta facilidad ante un golpe en la zona de la órbita.
Esto es un mecanismo de defensa del organismo para que, ante el traumatismo, antes de lesionarse el ojo, lo que podría acarrear una ceguera irreversible, se rompan las paredes que lo contienen.
La reconstrucción de las paredes de la órbita requiere la colocación de una malla de titanio o de otros materiales con el fin de soportar el globo ocular en su sitio y que no se produzcan secuelas indeseables como la visión doble o el enoftalmos (ojo hundido).
El abordaje de estas fracturas se suele realizar por conjuntiva o cara interna del párpado, para evitar cicatrices visibles.
Fractura mandibular
La mandíbula es el único hueso móvil del cráneo que soporta grandes fuerzas por los músculos masticatorios. Ello hace que, cuando se fractura, su reparación sea algo compleja. Aquí, todavía con más razón que en el resto del esqueleto facial, su reparación debe ser exquisita.
Por lo general las fracturas de casi toda la mandíbula se van a abordar de forma intraoral, para evitar cicatrices externas. A través del abordaje, se podrán colocar los fragmentos en su sitio y fijarlos con mini placas.
En el caso de fracturas en la zona de los cóndilos (la parte de la mandíbula que se articula con la base del cráneo), se opta por los bloqueos temporales de la mandíbula.
Hoy día, se emplean bloqueos elásticos con gomas que pueden ser fácilmente retiradas o cortadas en caso de necesidad de abrir la boca. La duración de estos bloqueos está en torno a unas 3 semanas.
Se ha demostrado que cuanto antes comience la rehabilitación mediante el movimiento (no masticación) de la mandíbula, la recuperación funcional será mejor.
Tras una fractura mandibular, normalmente se prescribe dieta blanda unas semanas. Se irá endureciendo la misma progresivamente hasta volver a ser completamente normal entre 3 y 5 meses.
Patología de las glándulas salivales
Las glándulas salivales son aquellas encargadas de producir la saliva, necesaria para mantener la boca húmeda, proteger a los dientes de las caries y contribuir a la digestión de los alimentos. Entre todas las glándulas salivales producen aproximadamente entre 1 y 1,5 litros de saliva al día.
La mayor cantidad de saliva que se produce, sobre todo durante la masticación, es gracias a las glándulas mayores, que se encuentran a distancia de la boca: las parótidas, por delante de los oídos, a nivel del segundo molar superior; las submaxilares, en el cuello bajo el arco de la mandíbula y las sublinguales, en el piso de la boca.
Las glándulas menores tapizan la mucosa de la boca y su principal función es mantener la boca hidratada en todo momento.
Los problemas más característicos son la sialolitiasis y la sialoadenitis.
La sialolitiasis es la formación de piedras de sales de calcio en el interior de las glándulas, ocasionando la obstrucción del drenaje de la saliva a la boca, seguido de la infección de la glándula por estancamiento, lo que se conoce como sialoadenitis. Las personas muy mayores y los niños son más susceptibles de tener este tipo de patología.
En los niños, sobre todo, la glándula parótida se puede inflamar sin obstrucción, a través de una infección por el virus de la parotiditis, también conocida como “paperas”.
Existen enfermedades sistémicas como el lupus eritematoso y la artritis reumatoide que pueden afectar el funcionamiento de las glándulas salivales. En este contexto, el síndrome de Sjögren es una afectación relativamente común, sobre todo en mujeres con lupus; se trata de un proceso autoinmune en el que el cuerpo genera autodefensas frente a células sanas de las glándulas salivales, además de las que producen sudor o lágrimas con su progresiva destrucción. Esto va a producir sequedad de boca, sequedad ocular y, secundariamente, sequedad vaginal, de la piel, etc.
El método de diagnóstico más eficaz consiste en realizar una biopsia de una glándula salival menor, intervención muy sencilla que lleva unos 3 minutos.
La xerostomía o sequedad bucal es otro trastorno muy frecuente, sobre todo en personas de cierta edad y puede controlarse generalmente por medios relativamente sencillos.
Finalmente, sobre las glándulas salivales pueden aparecer, como en otras partes del cuerpo, varios tipos de quistes y tumores, la mayoría benignos, como el tumor de Warthin o el adenoma pleomorfo. Sin embargo, también pueden aparecer otros malignos o cancerígenos.
En las sialolitiasis y sialoadenitis se producen episodios de inflamación de forma más o menos brusca cuando estamos comiendo, ya sea en un lado de la cara, por delante del oído, por debajo del arco de la mandíbula o en el suelo de la boca; desaparecen de forma espontánea o con masaje. Sin embargo, deben ser un signo de alarma para consultarlo con un cirujano maxilofacial.
Las infecciones virales de las glándulas, por lo general, van a afectar a ambos lados, y pueden producir fiebre, dolor articular y muscular e, incluso, dolor de cabeza.
En caso de presencia de quistes y tumores, se percibe una dureza localizada en forma de “bola” de mayor o menor tamaño, generalmente no dolorosa pero que se mantiene en el tiempo en las zonas de la cara donde están las parótidas o las submaxilares. Para estos casos, el cirujano maxilofacial hace una exploración clínica y radiográfica (ecografía o TAC) si está indicado.
Aunque en muchos casos el tratamiento no va a ser quirúrgico, es el propio cirujano quien realizará el tratamiento médico o podrá derivar e otros especialistas si fuera necesario, por ejemplo, a pediatría en caso de la parotiditis viral o a reumatología para las afecciones sistémicas.
En casos de sialolitiasis y sialoadenitis se puede realizar tratamiento endoscópico, con la introducción de una cámara y ciertos instrumentos por el orificio de salida de la glándula en la boca. Con ello se consigue lavar el trayecto para desobstruirlo o retirar el cálculo si ya está formado.
Cuando hay quistes y tumores, la solución requiere la extirpación de la glándula.
Las intervenciones más radicales de extirpación ampliada y reconstrucciones maxilofaciales complejas las reservamos para casos oncológicos, es decir, tumores malignos.
Es muy típico que personas de cierta edad, sobre todo mujeres, se quejen de tener la boca seca, condición llamada xerostomía o síndrome de la boca seca que, en casos severos, puede llegar a ser verdaderamente incapacitante, dificultando la masticación, la deglución y hasta el habla.
A estos pacientes se les suele recomendar el uso de estimuladores salivales naturales, saliva artificial, hidratantes de la mucosa y, en caso de que no sea suficiente, puede realizar otro tipo de procedimientos mediante estimulación glandular por aparatología externa.
Procedimientos complementarios a la ortodoncia
Hoy en día, gracias a los avances de la odontología, los ortodoncistas cuentan con un gran número de herramientas que les permiten realizar los tratamientos de una forma más rápida y con mejores resultados a largo plazo.
Están indicadas cuando el espacio que hay en la arcada dentaria no es suficiente para acomodar todas las piezas dentaras, generando un apiñamiento marcado. Las piezas más aptas para la extracción son los premolares. En cualquier caso, es el ortodoncista quien decide cuándo realizar la extracción y valorar si realmente es necesaria.
La enucleación es un método terapéutico adyuvante en el tratamiento ortodóntico. Consiste en la extracción de los dientes (casi siempre premolares) durante su fase de germen, es decir, cuando apenas se están formando y no han aparecido en boca.
La finalidad de este tratamiento es guiar los dientes a una posición adecuada, con lo que se va a conseguir más estabilidad a largo plazo.
Técnica quirúrgica con la cual, mediante una mínima incisión en la encía, se realiza un corte en la parte cortical del hueso, con el fin de debilitarlo lo suficiente para que pueda ser movilizado en bloque durante el tratamiento de ortodoncia.
Además, el hecho de producir un pequeño corte a ese nivel, genera una respuesta de crecimiento acelerada, provocando que los movimientos sean más rápidos.
Aunque pueden hacerse con fresas convencionales, en MaterNatal Dental usamos tecnología ultrasónica o piezoeléctrica. El bisturí piezoeléctrico permite un corte mucho más preciso y fino sin producir lesiones alrededor. Toda la cirugía se realiza con anestesia local, es sencilla y con mínimo riesgo.
Cirugía ortognática
La cirugía ortognática es un procedimiento que se realiza para corregir alteraciones esqueléticas maxilares. La palabra ortognática proviene del griego ortos, que significa normal, recto, derecho y gnathos que significa maxilar.
El objetivo de la cirugía es colocar los huesos faciales y los dientes en la posición correcta cuando ya no es posible hacerlo solo con ortodoncia. De este modo, se mejora la apariencia de la cara a la vez que se garantiza que los dientes y maxilares funcionen de manera correcta y equilibrada.
Muchas personas aún creen que esta cirugía se reserva únicamente para aquellos pacientes que tienen una deformidad importante, pero no es así. La cirugía ortognática está indicada para aquellas personas con la oclusión (forma de morder) alterada debido al posicionamiento incorrecto de los huesos maxilares, a quienes no se les realizó un tratamiento temprano de ortopedia u ortodoncia.
El crecimiento de los huesos de la cara es un proceso gradual y, en ocasiones, los maxilares crecen a ritmo distinto durante el desarrollo. El resultado de esto puede ser una maloclusión que afecte la manera de morder, el habla, la salud dental y facial e, incluso, el aspecto estético.
Existen dos motivos fundamentales para indicar una cirugía ortognática:
- Estéticos: buscando una mejoría en el aspecto de la cara y la sonrisa.
- Funcionales: para corregir las maloclusiones severas y todas sus complicaciones.
Los pacientes pueden acudir a consulta porque sus dientes no encajan bien o están preocupados porque su barbilla está muy adelantada o retrasada, piensan que su sonrisa no es agradable o que su cara es demasiado larga o corta. Estos puntos también pueden indicar la necesidad de una cirugía ortognática.
Puedes responderte estas preguntas que, si su respuesta es afirmativa, pueden indicarte que eres candidato a una cirugía ortognática. En cualquier caso, debes acudir a nuestra clínica y solicitar una cita de valoración.
- ¿Tienes problemas con tu mordida o al masticar?
- ¿Notas que tus dientes no encajan correctamente?
- ¿Tienes molestias delante de los oídos cuando comes o al levantarte por la mañana?
- ¿Has notado que, pese a que mantienes una correcta higiene oral, las muelas se “pican” demasiado?
- ¿Estás insatisfecha/o con la estética de tu cara de frente o de perfil?
- ¿Sientes que su mandíbula es demasiado grande o muy poco prominente?
- ¿Crees que los pliegues que van desde la comisura de tus labios hasta tu nariz están demasiado hundidos?
- ¿Si pudieses cambiar algo en su cara, serían tus maxilares o tu barbilla?
- ¿Al sonreír, crees que enseña demasiada encía?
- ¿Estando en reposo, piensas que enseñas demasiado los dientes superiores?
En Ammonite Centro Oral, Dental y Maxilofacial realizamos un estudio detallado de la oclusión y de todos los parámetros faciales. Una vez logrado el diagnóstico preciso, se determinará el tratamiento más adecuado de forma personalizada.
Se realiza un TAC (con el equipo CBCT), toma de fotografías intra y extraorales y modelos de escayola de las arcadas dentarias.
Toda esa información detallada se digitaliza mediante sofisticados programas informáticos para realizar una planificación digital y definir el plan de tratamiento más adecuado para cada caso.
Finalmente, se establece un plan combinado de ortodoncia y cirugía, que va a proporcionar una armonización estética de la cara con una oclusión funcional y estética.
Sí. La ortodoncia suele ser necesaria antes de la cirugía ortognática ya que los dientes suelen estar en mala posición y no encajarían correctamente al colocar los maxilares en su sitio.
Para realizar con éxito una cirugía ortognática, el ortodoncista y el cirujano maxilofacial deben trabajar conjuntamente. El ortodoncista será el responsable del movimiento de los dientes, para que encajen después de movilizar los maxilares, mientras que el cirujano será el responsable de recolocar los maxilares en su sitio con los dientes correctamente alineados.
Cirugía ortognática
Una vez finalizada la ortodoncia, el cirujano maxilofacial coloca los maxilares en la posición correcta, para mejorar la función oclusal y estética. Esto se hace en el lugar más idóneo para que la cara y la sonrisa recuperen la armonía según el plan de tratamiento determinado previamente.
Los resultados son visibles de forma inmediata.
Postoperatorio
La mayoría de los pacientes salen de la clínica en un tiempo entre 24-72 horas y pueden volver a su vida normal a los 15 días.
Los avances técnicos y tecnológicos en la anestesia y la cirugía permiten que las personas intervenidas puedan desarrollar sus funciones normales (como hablar y masticar) desde el primer día, ya que la boca no queda cerrada en ningún momento.
Técnicas complementarias
El estudio personalizado permite al cirujano aconsejar al paciente si, además de la operación de los maxilares, la cara podría beneficiarse de otros procedimientos que pueden hacerse a la vez, como modificar la forma de la nariz, pómulos, etc.
Problemas más comunes de la Cirugía Ortognática
Los dientes inferiores están retrasados con respecto a los superiores, al igual que el mentón. Suele haber problemas en la articulación (ATM) y puede haber dificultad para respirar durante el sueño.
Los pómulos están aplanados, los dientes superiores están retrasados y casi no se ven al sonreír. La pérdida de proyección del maxilar hace que se marquen los pliegues que van de las alas nasales a las comisuras del labio, lo que da un aspecto avejenteado a la cara.
La encía se ve de forma excesiva al sonreír. La cara es alargada, el mentón suele estar retrasado y cuesta trabajo cerrar los labios.
Los dientes inferiores están adelantados respecto a los superiores, la barbilla está adelantada y las muelas se estropean más de lo normal por el exceso de trabajo.
Los dientes superiores e inferiores no contactan al cerrar la boca, dejan un espacio. Hay que forzar los labios para poder cerrarlos y comer es difícil. En casos extremos puede afectarse el habla con dificultad para pronunciar algunas letras. Las muelas que sí contactan tienen un exceso de trabajo, por lo que también se estropean antes y suele haber dolor en la articulación (ATM).
El mentón y los dientes se desvían hacia un lado. De forma inconsciente, el paciente tiende a doblar la cabeza para disimular el defecto, por lo que, en ocasiones, hay dolores en el cuello. También puede haber problemas en la articulación (ATM).